El 15 de enero de 2017 se celebra el 150° aniversario del nacimiento del Beato Eustaquio Kugler (15 de enero de 1867 – 10 de junio de 1946). Usualmente la liturgia de la Iglesia Católica recuerda en su calendario el día en el que se celebra el nacimiento en el cielo (dies natalis) de un santo o de un beato. Nosotros, en cambio, queremos recordar también el nacimiento en la tierra de nuestro querido y manso hermano Eustaquio Kugler, proclamado “beato” por el Papa Benedicto XVI el 4 de octubre de 2009, en Ratisbona, la ciudad de Baviera donde falleció en 1946 en concepto de santidad.

Todo nacimiento es un don de Dios y como tal también fue acogido el nacimiento de José – este era el nombre de bautismo del sexto hijo de la familia Kugler – nació en  Neuhaus, una pequeño pueblo bávaro de 200 habitantes, de una familia de campesinos. Fue bautizado ese mismo día en la parroquia de Nittenau, a una distancia de una hora a pie desde su pueblo, una distancia que él recorría todos los días para ir a la escuela.

Transcurrió su vida religiosa con los seguidores de San Juan de Dios, fue un ejemplo de gran piedad, de amor y de respeto hacia los enfermos, hermanos y trabajadores del hospital; ejemplo de paciencia, sobre todo cuando, siendo Superior Provincial, tuvo que encarar años difíciles a causa de los interrogatorios, las vejaciones y las inspecciones de la Gestapo para obligarle a denunciar a los Hermanos.

El Hospital General que fundó en Ratisbona resultó ser el mejor de toda la región de Baviera, mandó construir una iglesia dedicada san Pio V junto al hospital donde se encuentran hoy sus restos mortales.

El Beato Eustaquio, fervoroso devoto de la santísima Virgen y de nuestro santo padre San Juan de Dios, vivió una vida de sufrimiento, también a causa de un carcinoma en el estomago agravado por una forma ulcerosa al duodeno, y anhelaba ir a la Patria celeste.